viernes, 6 de agosto de 2010

El principio del fin

Mi padre, con seis décadas de vida, tiene el pelo negro como un treintañero y ni un maldito indicio de entradas. Yo aún voy por mi segunda década y ayer me descubrí mi primera cana. La genética se burla cruelmente de mí.

Creo que esto es lo que llaman "cobrar consciencia de la propia mortalidad". Al menos no tengo entradas. Aún.

P.D: La frase del título la pronunció mi abuelo cuando, a la tierna edad de 90 años, le quitaron su primera muela. Ya no se hacen personas como las de antes.

3 comentarios:

  1. Plas, plas.

    En mi familia todo el mundo usa gafas, menos mi abuela, que ensartaba las agujas con ochenta años y servidora. Espero que la genética se siga comportando bien al menos, conmigo.
    Bienvenido al club canoso, yo ya me he tenido que teñir un par de veces pero claro, no me gustaría parecerme a Felipe González.

    Besos, me encantó tu entrada

    ResponderEliminar
  2. Bueno, yo de momento sin canas, solo mehchas rubias artificiales y por gusto.. aunque mi madre con la cincuentena pasada usa el nº3 del Mercadona…
    A ver yo lo que duro…
    De todas formas la edad se me manifiesta en otras cosas, en manías.. puffff


    Kisses

    ResponderEliminar
  3. No me hagas hablar de gafas, Dama, que yo cada vez veo menos, pero, de mis cuatro abuelos sólo una usa gafas pasados los 80. Me alegro de que te haya gustado.

    De momento, sólo me ha salido una, Gata, pero, de todas formas, en los hombres está peor visto teñirse que las canas. Incluso, gracias a Richard Gere o George Clooney, hay quien las encuentra sexy.

    ResponderEliminar