lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando menos te lo esperas

No hay nada mejor que las bajas expectativas. Tu equipo lleva diez jornadas sin ganar, juega contra el tercero de la liga y, para colmo, se mete un gol en propia meta. Y, cuando la gente ya abandonaba el estadio cabreada, va RC24 y mete dos goles en el descuento. Eso es la felicidad. Ahora lo eliminará el Córdoba de la Copa, claro, pero es que si no, no sería el Betis.

Una sensación parecida (aunque no tan intensa, claro), es la de entrar en el cine a ver una película que no te llama la atención porque tu acompañante quiere verla y que al final te guste. O comprarse un libro por la frase de la contracubierta y no poder despegarte de él hasta acabarlo.

Mejor aún es salir un noche, sin ganas, cansado, a un sitio que, en realidad, ni te apetece, y acabar en la cama de una bella joven, retozando hasta el límite de la resistencia física y haciendo cosas que serían ilegales en ciertos paises y por las que al día siguiente te sientes un poco sucio y hasta un poco culpable pero en el fondo querrías repetir. Esto sí que es casi tan bueno como lo del gol en el descuento. Salvo que sea en una final, claro. Nada supera un gol en el descuento en una final.